Cuando alguien no quiere reonocer que está haciendo algo mal,
es más fácil callar el murmullo que le recuerda su realidad.
Así son los políticos de este país.
El miedo a opinar del pueblo es el éxito a su mala gestión.
La mierda nos va a salir hasta por las orejas,
cuando estallemos de tanto aguantar el silencio.
Ahí es cuando te das cuenta de que el silencio
en contra de tu voluntad, duele. Duele mucho.
O es la impotencia lo que duele, no lo sé...